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Las brujas de la noche.

Las brujas de la noche.

Por Ximena Reyes

Durante la Segunda Guerra Mundial las contribuciones de las mujeres fueron de vital importancia: cuidando heridos de guerra, sustituyendo a los hombres en las grandes industrias y suministrando armas para la guerra entre muchos otros papeles que demostraron que la mujer debía tener igualdad de derechos que los hombres. Sin embargo, una de las mayores contribuciones poco conocidas es la las aviadoras soviéticas que fueron el terror de los alemanes. 

Marina Raskova, la primera mujer en recorrer la distancia entre Moscú y el Lejano Oriente sin escalas, aprovechó su amistad con Stalin para proponer iniciar un regimiento especial de aviación compuesto únicamente por mujeres. Pero no fue hasta 1941 cuando los alemanes invadieron la Unión Soviética con la famosa Operación Barbarroja que Stalin ordenó que las mujeres debían unirse a la guerra y se incorporaron tres regimientos femeninos de combate aéreo: la división 586, la división 587 y el regimiento 588 de Bobardeo Nocturno. 

El llamado de la heroína nacional fue atenido por cientos de mujeres, muchas de ellas estudiantes del Instituto de Aviación al que ahora se les permitiría cumplir su sueño. Se reclutaron 115 mujeres voluntarias de entre 17 y 22 años. “Eran mujeres que habían crecido con valores comunistas y morir por la patria les parecía lo más normal”, dice la historiadora Lyuba Vinogradova. En un tiempo récord de seis meses las aviadoras estaban entradas en combate, pilotaje y supervivencia lo cual se completaba normalmente en un año y medio. 

A pesar de su duro entrenamiento, el gobierno soviético no les ofreció más que uniformes masculinos que debían rellenar con ropa de cama por lo grandes que eran, y anticuados aviones no aptos para combate que llevaban la cabina abierta y contaba con una protección de vidrio que no protegía a las pilotos de las balas enemigas ni del fuerte viento. Su uniforme incluía ropa interior masculina por lo que las pilotos comenzaron a confeccionarse ropa interior con la seda de los paracaídas de los aviadores alemanes derribados.Tampoco contaban con mapas ni radios por lo que se podían perder con facilidad. 

Las aviadoras no sufrían de acoso sexual a comparación de otras mujeres enlistadas en el ejército soviético. A pesar de eso se encotraron con varias limitaciones de género, así como discriminación y burlas hacia ellas. Aunque muchas veces las aviadoras tenían más preparación que sus compañeros hombres ellas debían demostrar constantemente sus habilidades y ganarse el respeto de los demás. 

En pocos meses, los tres regimientos habían realizado 23,000 incursiones que solo hacían de noche, lanzando 3,000 toneladas de bombas y esparciendo temor en los alemanes, quienes escuchaban los rumores de las mujeres que piloteaban de noche silenciosamente y sin poder ser detectadas. El leve ruido de las alas de los aviones al rozar el aire era comparado por los alemanes con el de una escoba por lo que se les conocía como Nachthexe, Las brujas de la noche. 

Las brujas de la noche fueron realemte un terror para los nazis, Hitler llegó a conceder una condecoración de cruz de hierro por “bruja” abatida y se creó un regimiento alemán para combatirlas. Se llegó a creer que el gobierno soviético mejoraba la visión de las mujeres con una medicina experimental que les ofrecia visión nocturna. 

Con tan poco equipamiento, las aviadoras soviéticas no solo tuvieron que enfrentarse a los nazis sino que también lucharon contra los prejuicios machistas de sus líderes, demostraron que las mujeres no eran el sexo débil sino que contaban con mucha disciplina y dedicación; tanta, que hicieron historia. 

Referencias:

Arce, B. (2016) Las aviadoras de Stalin. El Periódico. Recuperado de https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20160426/brujas-noche-aviadoras-sovieticas-vinogradova-5087201

S.N. Las brujas de la noche, aviadoras soviéticas de la II Guerra Mundial. History. Recuperado de https://latam.historyplay.tv/noticias/las-brujas-de-la-noche-aviadoras-sovieticas-de-la-ii-guerra-mundial

Antón, J. (2016) “¡Querida, has derribado un bombardero Heinkel!”. El País. Recuperado dehttps://elpais.com/cultura/2016/04/27/actualidad/1461770802_382564.html