María Izquierdo
Paola Audelo
María Izquierdo nació en 1902 en San Juan de los Lagos, Jalisco. Cuando tenía cinco años su padre falleció, por lo que fue educada mayormente por sus abuelos hasta que su madre volvió a casarse. Desde pequeña María desarrolló un amor por el arte, sobre todo la pintura. Después, cuando tenía 15 años, contrajo matrimonio con el militar Cándido Posadas y con él tuvo 3 hijos. En 1928 se divorciaron.
En 1927 fue aceptada en la Academia de San Carlos. Aquí conoció a Rufino Tamayo, quien le enseñó el manejo de la acuarela y con quien sostuvo una relación amorosa. Sin embargo, su carrera en la Academia culminó de forma prematura debido a que sus habilidades fueron mal recibidas por parte de los estudiantes varones, además de que María fue constantemente violentada por estos. Esto aumentó en 1929, después de que el director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, Diego Rivera, designara su obra como la mejor después de haber hecho su primera exposición individual.
En 1930 salió su primera obra de arte y sus primeras obras se enfocaban en su vida y en hacer retratos de sus amigos y seres queridos. Algunos ejemplos son el Retrato de Belem o la pintura de Niñas Durmiendo, el cual era un retrato de su hija Amparo y su sobrina. A María también le gustaba pintar paisajes, pues de esta manera expresaba los entornos en los que se desarrollaba como el campo o la Ciudad de México. María tenía una técnica y estilo marcados por el folclor mexicano y la identidad nacional. Esto la convirtió en un referente del arte femenino importante dentro del ámbito público de la época.
Asimismo, en 1930 recibe la invitación del Art Center de Nueva York. Aquí expuso una muestra de 14 óleos con paisajes y retratos. Esta exposición es un referente cultural importante, ya que se trata de la primera muestra de una pintora mexicana que llegó a Estados Unidos de una pintora y muralista mexicana.
La pintura de María pertenece a la tendencia del arte posrevolucionario, pero también posee vínculos importantes con el arte vanguardista relacionado con la mexicanidad. Fue blanco de muchas críticas, sobre todo a cómo decidía pintar a indígenas. Sin embargo, también fue aclamada por mostrar las verdaderas fuerzas del alma indígena con colores brillantes y fuertes, pero contrastado con atmósferas sombrías.
Las obras de María son difíciles de catalogar, pero si se ve una repetición constante de la figura femenina en diversos escenarios y atmósferas. Muchas personas han interpretado la obra de María como una visión sobre la mujer de su época. Ella rompió con la iconografía de los muralistas, los cuales generalmente plasmaban a la mujer con un carácter meramente maternal y envueltas en conceptos como la patria. Y es que María colocó a la mujer en acciones protagónicas concebidas en su momento como masculinas y en retratos melancólicos con temas como la naturaleza muerta, paisajes y referencias surrealistas.
En esta misma década, María formó parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarias. Al mismo tiempo llevó a cabo una conferencia radial titulada “La mujer y el arte”. En ese texto denunció la opresión que sufrían las mujeres. Es claro que María es considerada una artista feminista que no dudaba de denunciar a través de su arte lo que ella y sus compañeras sufrían en esos momentos.
Tristemente, en 1948, María sufrió de parálisis en su lado derecho, aunque esto nunca la detuvo y siguió pintando con brazo izquierdo. En 1955 falleció a causa de una embolia en la Ciudad de México.
Hoy agradecemos a María el ser una exponente femenina importante dentro de un ámbito artístico lleno de varones. Hoy agradecemos a María el siempre usar al arte como una forma de denuncia.
Bibliografía
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/11150/Maria%20Izquierdo