Rosario Castellanos
Paola Audelo
Rosario Castellanos nació en 1925 en la Ciudad de México. Vivió mucho tiempo en Comitán, Chiapas y a los 16 años regresó a la capital de México. Sin embargo, en 1948 en Chiapas sus padres mueren, quedándose huérfana y con medios financieros limitados. Ella siempre tuvo la necesidad de expresarse a través de la escritura. Esto porque en Comitán notaba un entorno de desigualdad que se vivía por el Porfiriato, además de que muchos finqueros explotaban y menospreciaban a la población indígena. Rosario comenzó su carrera como poetisa desde los 15 años de edad. La muerte de su madre la marcó para cuestionarse acerca de la labor de la mujer y si el trabajo del hogar era un destino insuperable.
En 1950 se gradúa como maestra de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Más adelante se fue a España y estudió estética en Madrid. También fue maestra en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la Universidad de Wisconsin, en la Universidad de Indiana y en la Universidad Estatal de Colorado.
Además de su dedicación a la educación, Rosario también fue promotora del Instituto Chiapaneco de la Cultura y del Instituto Nacional Indigenista. Todo esto mientras escribía ensayos, poemas y otros escritos. Es claro que su escritura era, fundamentalmente, un cuestionarse constante acerca de las terribles condiciones bajo las que se encontraba la mujer y las poblaciones indígenas. Su obra denunciaba y cuestionaba, ya que veía al mundo como un lugar de lucha y al que tenemos que comprometernos. Podemos ver esto en su poesía y en su forma de plasmar la cotidianidad con lo política, sobre todo el papel de la mujer en la sociedad mexicana.
Un ejemplo de su crítica al lugar de la mujer en México es su obra de teatro El eterno femenino, escrita en 1975. En esta obra lleva a cabo un recorrido irónico de la historia de la mujer en México a través de distintos personajes femeninos. Esto lo hace con el fin de mostrar la visión androcéntrica de la sociedad mexicana. Para Rosario era muy importante que la mujer se deshiciera de las categorías que la limitaban como “víctima” y “sexo débil”. Esto con el fin de poder ser libre y superar su situación. Incluso en su poema Poesía no eres tú declara que los humanos estamos completos y no necesitamos “otra mitad” para complementarnos.
En cuanto a su participación con pueblos indígenas, Rosario denunciaba a una sociedad clasista que exotizaba e ignoraba que eran seres humanos como cualquier otro. A partir de esto es que no se les permitía su autonomía para defenderse por sí mismos y eran menospreciados como inferiores.
Rosario hacía un fuerte énfasis en la alteridad, es decir, de ser otro o diferente. Es por esto que el tema de la mujer y de los pueblos indígenas era tan importante: el ser diferentes no tenía por qué implicar un menor valor como seres humanos. De hecho, Rosario reconocía su privilegio como mujer blanca, el cual claramente usó para denunciar las injusticias desde su escritura. Entre sus escritos más famosos se encuentran el libro Balún-Canán, los ensayos “La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial” y “Mujer que sabe latín”, y un texto llamado Lecciones de cocina. Sin embargo, su obra escrita es basta y muy importante para la cultura mexicana.
Rosario se casó en 1958 con Ricardo Guerra, otro profesor de Filosofía, aunque después se divorciaron. Con él tuvo un hijo llamado Gabriel. En 1971 es nombrada embajadora en Israel. Tristemente murió en 1973 en Tel Aviv.
Hoy agradecemos a Rosario el siempre denunciar a través de su escritura las injusticias de su país y por incomodar rompiendo el silencio.
Bibliografía
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/castellanos_rosario.htm