La “New Woman”: un ideal de emancipación y libertad
Por Heidi Aldaco
Las condiciones de vida de las mujeres han cambiado a lo largo de la historia. En el siglo XIX británico parecía una ensoñación pensar en una mujer que tuviera independencia económica y libertad de movilidad por las incipientes ciudades. La llegada de la ‘New Woman’ al contexto cultural de Reino Unido demostró que ese sueño podría ser realidad.
El origen del término se le atribuye a un par de escritoras: Sarah Grand y Ouida. “The New Aspect of the Woman Question”, artículo publicado por Grand en 1894, propone la aparición de un nuevo tipo de mujer que reclama su independencia porque está cansada de seguir los rígidos estándares de feminidad de la época, como el uso de chaperonas para salir de casa.En el mismo año, la novelista Ouida se inspiró en el artículo de Grand para el título de su ensayo “The New Woman”, a partir del cual se popularizó el término. Aunque el concepto se acuñó en 1894, las
características que definieron a estas nuevas mujeres existían desde 1870.
Educada, independiente y trabajadora, la ‘New Woman’ representó el ideal femenino de la época. Durante el siglo XIX, el matrimonio y la
maternidad eran las principales alternativas de las mujeres. Al quedarse solteras e independizarse, las mujeres perdían su posición social y ganaban el desprecio de su entorno. La ‘New Woman’ sugirió un nuevo modelo de vida autónomo: dejó de considerar al matrimonio como la mejor alternativa para su género y priorizó sus intereses individuales.
Como fenómeno cultural, la ‘New Woman’ se representó con frecuencia en las obras literarias.Uno de los primeros ejemplos en la literatura se encuentra en Casa de muñecas(1879), escrita por el dramaturgo noruegoHenrik Ibsen. Nora, la protagonista de la obra, se da cuenta de que ella sólo ha pasado del hogar de su padre al de su esposo, como una muñeca, y que nunca ha tomado sus propias decisiones, por lo que decide abandonar a su marido y a sus hijos para perseguir sulibertad y autonomía. Hacia mediados de 1890, tuvo lugar el apogeo de la ‘New Woman’ en la ficción. En su obra narrativa, Sarah Grand y George Egerton eligen como protagonistas a mujeres independientes que no reprimen sus anhelos e intenciones personales. En palabras de Egerton, se propone representar la subjetividad de la mujer desde ella misma y no como el hombre se la
imaginaba. La presencia de esta nueva figura femenina en la literatura sólo es un reflejo de su importancia como ícono cultural.
Sin embargo, no todos compartían las opiniones sobre la ‘New Woman’. El crítico social Max Nordeau denunció la amenaza a los roles tradicionales porque las mujeres se estaban convirtiendo en seres masculinos y los hombres adquirían características femeninas. Esta denuncia se expresó gráficamente en las ilustraciones de la revista británica Punch. Los editores de la publicación se burlaban de la nueva mujer emancipada al retratarla de manera masculina: vistiendo trajes y corbatas o fumando cigarros. Igualmente, las caricaturas representaban a las mujeres con bicicletas y las llaves, símbolos de la movilidad e independencia anheladas.
Una de las ilustraciones más famosas, “Donna Quixote”, caricaturizaba a George Egerton como una versión femenina del caballero español: loca,
trastornada por sus lecturas y con ideales imposibles de alcanzar. Para Nordeau y la revista Punch, este nuevo modelo femenino representaba una amenaza a los valores británicos conservadores.
La ‘New Woman’ no significó sólo un peligro para los sectores más tradicionales, sino que simbolizó el inicio de un profundo cuestionamiento social para el género masculino. Los hombres, inspirados por los planteamientos del nuevo tipo de mujer, se percataron de sus cualidades y de sus roles tradicionales en las esferas públicas y privadas y se plantearon nuevas maneras de pensar la masculinidad. Aunque desapareció como fenómeno literario, la figura de la ‘New Woman’ influyó en los movimientos feministas del siglo XX. A través de este modelo, las mujeres se cuestionaron las ideas conservadoras y tradicionales que reducían su valor al de ser buena esposa y madre. La libertad, la emancipación económica y la movilidad no eran ya características de un solo género ni ideales soñadores de un caballero loco, sino una realidad para las mujeres.