Hermila Galindo
Por Ana Paola Audelo Argote
Hermila Galindo Acosta nació el 2 de junio de 1886 en Durango. Quedó huérfana de madre a los tres días de nacer y fue criada por su tía y su padre.
Su primer acercamiento político fue en 1909 en Torreón cuando escuchó a un abogado, Francisco Martínez Ortiz, formular un discurso a favor de Benito Juárez y contra Porfirio Díaz. Ella sabía mecanografía y lo transcribió. Tiempo después el alcalde se enteró del discurso y demandó que se entregaran todas las copias. Hermila no entregó la suya. Ese mismo año se llevó a cabo una celebración local en honor a Benito Juárez y pudo distribuir copias de la transcripción.
Después de que triunfara la Revolución Maderista, Galindo se mudó a Ciudad de México. Ahí pudo unirse al Club Liberal Abraham González para participar en discusiones acerca de los problemas políticos y sociales de la época. En este Club fue designada como oradora para dar la bienvenida a Venustiano Carranza en 1914. Esto debido al triunfo de la causa constitucionalista Carranza. La elocuencia con la que hablaba y su inteligencia impresionaron a Carranza. Este la invitó a colaborar con él como secretaria particular en Veracruz.
Ya en Veracruz, Galindo inició su carrera en periodismo al escribir para el órgano constitucionalista “El Pueblo”. Escribió su primer artículo titulado “La mujer como colaboradora en la vida pública”. En dicho texto comentaba que la mujer debe aspirar a una vida mejor, ya que cuenta con las mismas cualidades que cualquier otro hombre. Galindo era una ferviente defensora del Constitucionalismo, pero al mismo tiempo jamás perdió de vista su lado feminista.
Galindo fundó y fue directora del seminario “Mujer Moderna”. Este comenzó a publicarse el 16 de septiembre de 1915. Dicha publicación tenía un enfoque de género que defendía, sobre todo, el derecho de la mujer al voto. Galindo no pudo asistir al Primer Congreso Feminista llevado a cabo en Yucatán en 1916; sin embargo, envió su ponencia “La mujer en el porvenir”. En dicha ponencia, Galindo hizo una petición por la cual después la acusarían de inmoral: pidió establecer la educación sexual en los planes educativos. También escribió sobre cómo la Iglesia era un gran obstáculo para el logro de los objetivos feministas y sobre la legalización del divorcio.
En el Segundo Congreso Feminista llevado a cabo a finales del mismo año, pudo asistir y se defendió de las críticas y fue apoyada por otras compañeras. Para este momento, Galindo era la presencia femenina más visible en el Congreso Constitucional. En dicho Congreso se discutiría el sufragio femenino sin éxito.
Durante esos años, Galindo no sólo fue una defensora de los derechos de las mujeres sino también una periodista y editora. Escribió cinco libros sobre temas relacionados con la revolución mexicana. Sin embargo, después del asesinato de Carranca en 1920, Galindo desapareció del ojo público, marcando el final de la primera fase del feminismo mexicano. Se casó y tuvo dos hijos.
En 1940 se le otorgó la condecoración al Mérito Revolucionario, reconociendo su acción revolucionaria y fue considerada veterana de la Revolución. En 1952, Galindo se convirtió en la primera mujer congresista federal de México y en 1953 vio cumplirse la aprobación de la reforma al artículo 34 de la Constitución. Dicha reforma es la que garantizaría el voto a las mujeres. Galindo murió un año después en 1954.
Hoy agradecemos a Hermila el haber sido una de las pioneras en el movimiento del sufragio femenino mexicano y en haber sido una de las primeras en abrir la discusión acerca de la educación sexual.
Bibliografía